Hay vidas que son de novela, y Domingo Mimo Anastasio transcurre la suya propia. Como si fuese la versión real de “De los Apeninos a los Andes”, el famoso relato de Edmundo de Amicis (integra el libro “Corazón”) publicado en 1882 sobre el niño Marco que deja Italia en busca de su madre y llega a Tucumán, el protagonista de esta nota hizo ese mismo recorrido siete décadas después para terminar transformándose en un actor central de la cultura, al punto que fue designado Ciudadano Ilustre de Tafí Viejo.

En el caso de Anastasio, la realidad imitó bastante el cuento del escritor italiano, su compatriota. Pero se continuó en el tiempo hasta el presente, con la intensidad de una existencia sentida a pleno y del reconocimiento oficial de su pueblo por adopción.

Siciliano de Messina, de nacimiento el 16 de agosto de 1938, atravesó en la niñez la Segunda Guerra Mundial y a los 16 años partió de Italia hacia la Argentina acompañado por su hermana menor para reencontrarse con su madre, la modista Adelina Occipinti, con la idea de dejar atrás la pobreza europea y construir un futuro mejor. Su padre, Antonio Anastasio, y su hermana mayor quedaron en Europa.

Cuando llegó al país, el 13 de diciembre de 1954, el destino interno fue Tucumán y allí comenzó la segunda parte de su historia, enraizada en la identidad local y al servicio de la música. Heredó de su padre la profesión de sastre, que fue su primer oficio. Hace casi 70 años comenzó a tocar la trompeta en la Banda de Música Municipal de Tafí Viejo, de la cual llegó a ser director por más de tres décadas; se retiró recientemente y cedió la batuta a Guillermo Solito (ver “Rumbo al centenario”).

“El balance de estos años es maravilloso. Poder ser parte de esta preciosa Banda me permitió vivir de lo que amo y en mi segunda casa, mi hermosa Tafí Viejo. Comencé hace 67 años en la formación, el 1 de marzo de 1958. Fueron 31 años como músico y 36 como director, cargo que asumí en 1989. Debe ser un récord Guinnes, supongo”, dice para comenzar el diálogo con LA GACETA.

- ¿Cómo es una infancia en medio de la guerra?

- Nací unos meses antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial y cuando terminó, tenía seis años. Recuerdo aún cuando sonaban las alarmas para protegernos en los refugios y otras cosas que no valen la pena mencionar. Esa fue mi primera infancia. Luego fue crecer en un país en ruinas, donde todo era difícil. Cuando decidí volver a estar con mi madre que había viajado a la Argentina, solo sabía que veníamos a América con mi hermana. El reencuentro con mi madre fue emocionante, creo que me tranquilizó saber que íbamos a estar juntos.

- ¿Se reunió entonces la familia completa?

- Mi padre y mi hermana mayor decidieron quedarse en Italia, cosas de la vida... Volví a ver a mi padre en 1984, 30 años después de partir. Él vino a visitarnos y a conocer a sus nietos. Al poco tiempo falleció. Recuerdo aún ese telegrama de mi hermana dándome la noticia.

- ¿Su hogar estaba relacionado con lo artístico?

- Al arte lo recibí desde niño. Mi padre era cantante y tocaba la guitarra, aunque no profesionalmente. Era sastre y la sastrería fue mi primer oficio: también es un arte, un trabajo noble, pero muy sacrificado. Algunas veces lo extraño, pero lo dejé hace mucho tiempo.

- Se volcó de lleno a la música

- Sí; de día trabajaba de sastre primero como ayudante de un italiano y después con mi propio negocio, y de noche estudiaba en el Conservatorio Provincial de Música. Y en 1958 entré en la Banda de Tafí Viejo y ya no me fui.

Su pasión fue más allá de la ciudad del limón: en 1965 integró la Banda Sinfónica de la Provincia donde llegó a ser primera trompeta y solista hasta su retiro en 1989, cuando se concentró en su labor como director en Tafí Viejo; a principios de la década del 80 entró por concurso en la Orquesta Estable de la Provincia; y en 1988 fundó junto a Luzbel Giacobbe la Banda de Música Municipal de San Miguel de Tucumán.

Conceptos y enseñanzas

- ¿Qué es la música, según su experiencia?

- Es uno de los lenguajes más hermosos que existen. Con ella se comunican cuestiones del alma, emociones, sentimientos... Es una expresión del espíritu humano. No me imagino un mundo sin música.

- ¿Cuáles son los momentos que más recuerda?

- Son muchísimos a lo largo de todo este tiempo. El más importante fue cuando logré formar la Banda nuevamente. Por cuestiones políticas, el organismo había sido disuelto en 1990. Pero a los pocos meses, luego de mucho trabajo y gracias al apoyo de la comunidad, conseguí refundar este prestigioso grupo. La Banda me dio la posibilidad de vivir del arte, de expresarme con mi trompeta, de alegrar un poco la vida de la gente. Me dio el aplauso, el cariño del público, que es lo más lindo para un artista.

- ¿Y qué le dio usted a la Banda?

- Lo mejor que pude como músico y como director. Fueron casi 70 años al servicio de nuestra cultura. Ahora ha llegado el tiempo de Guillermo: la batuta ahora es suya, se lo merece por su trayectoria y su amor a la Banda. Me quedo tranquilo porque está en buenas manos.

- ¿Por qué importante tener una formación musical oficial?

- Que Tafí Viejo tenga una orquesta como esa habla de la trascendencia de la cultura para este hermoso pueblo. Sostener el arte es fundamental para consolidar la identidad, que es la piedra basal de una sociedad que desea progresar. Además brinda la posibilidad a los jóvenes artistas de vivir de la música con un empleo digno.

- ¿Qué les aconseja a los jóvenes que quieren dedicarse al arte?

- Mi consejo es que sigan adelante aunque el camino sea difícil. Que estudien y se perfeccionen. Que hagan lo que los apasiona si quieren ser felices.

- ¿Por qué algunos ritmos son más populares que otros?

- Que la música sea popular depende de muchas cosas: de la gente, de la difusión que tenga, etcétera. Se hace popular cuando es escuchada por personas de diversas clases sociales.

- ¿Cuál es su género preferido?

- Son muchos los géneros que me gustan. La música clásica está en primer lugar, pero el tango también esta dentro de mis preferencias.

- Lo designaron Ciudadano Ilustre de la ciudad...

- Estoy muy agradecido. En realidad vivo en San Miguel, pero Tafi Viejo me abrió las primeras puertas en mi vida profesional y con el tiempo se transformó en mi segundo hogar. Conozco esta ciudad como pocos o como nadie. Con la Banda estuvimos por todos lados inaugurando escuelas, hospitales, barrios, plazas, clubes...

- ¿El arte se hereda? Su sobrino Miguel Ángel Tallarita y su hijo Carlos son trompetistas

- Miguel ya lo tenía en la sangre. Su padre fue un gran músico. Lo único que hice fue apoyarlo y tratar de guiarlo en lo que podía, así como a mi hijo Carlos, que también es un gran trompetista.

- ¿Cómo quiere que lo recuerden?

- Como un hombre de cultura, como un músico, como un artista de Tafí Viejo.